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¿cuantos huesos constituyen la bóveda craneal?
Probablemente los ejemplares tipo sí presentaran cola, si bien muy achicada. Mexicana muestran colas que externamente son casi imperceptibles, compuestas por una o 2 vértebras. En un caso, además de las seis que comúnmente lo tienen dentro, la quinta lumbar parece hallarse asimismo fusionada a este. Es posible que el desarrollo de fusión de esta composición no termine en la edad avanzada, sino que continúe durante cierto tiempo después. No obstante, el patrón observado de fusión de las vértebras sacras es enormemente variable y no es dependiente solo de la edad, puesto que en ejemplares que solamente están completando la osificación de las falanges y metacarpos el sacro está fusionado en su totalidad, mientras que en otros, precisamente mayores, la fusión no es total. La tuberosidad menor se prolonga en un reborde cuya anchura va desde prácticamente nada hasta una cresta bien creada.
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Vid., justamente avalando la presencia de esos «dos escenarios» en la opinión de la prueba, Y también. Bacigalupo, «Presunción de Inocencia, in dubio pro reo y Recurso de Casación», Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, 1988, II; y también íd., «La Impugnación de los Hechos Probados en el Recurso de Casación Penal. Medites sobre un Decenio de Aplicación del art. 24.2 CE», Estudios de jurisprudencia, 1992, 1 (pie de página del texto mencionado). La responsabilidad sobre los delitos emergentes de la violencia familiar o el síndrome de castigo infantil son independientes del síndrome. «PRUEBA INDICIARIA, CÓMO OPERA LA, EN MATERIA PENAL.-En materia penal, el rastro atañe al planeta de lo fáctico, pues es un hecho acreditado que sirve de medio de prueba, por el momento no para evaluar, sino más bien para presumir la presencia de otro hecho desconocido; es decir, existen sucesos que no se tienen la posibilidad de demostrar directamente por conducto de los medios de prueba regulares como la confesión, testimonio o inspección, sino solo a través del esfuerzo de razonar silogísticamente, que parte de datos apartados, que se se relacionan entre sí, en la cabeza, para llegar a una conclusión.» Lo antes descrito asegura el criterio que sobre el tema de que se trata, ha predominado en la jurisprudencia sustentada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en cuanto, en esencia, ha considerado que la prueba de indicios y el razonamiento que implica la presunción judicial, debe estimarse como prueba circunstancial que se apoya en el valor incriminatorio de los indicios y tiene como punto de inicio hechos y circunstancias que están probados y de los que hablamos de desprender su relación con el hecho inquirido, o sea, un apunte por complementar o una hipótesis por verificar, lo mismo sobre la materialidad del delito que sobre la identificación del culpable y sobre las situaciones del acto incriminado. En el rastro, la fuente de prueba se identifica con el medio probatorio, gracias a que aquélla actúa por sí misma (el hecho indicador es su propio medio de expresión, si bien ha de ser probado por otro medio, como inspección o testimonios). Tal fenómeno jurídico puede ser cualquier hecho material o humano, físico o psíquico, simple o compuesto; es decir, se le da al término en verdad el concepto amplio que se usa para determinar en abstracto el objeto de las pruebas judiciales; además de esto, es oportuno comentar que un requisito indispensable de la prueba indiciaria es la seguridad de la coyuntura indiciante, que se traduce en que, demostrada ésta, es requisito referirla según las reglas de la lógica a una idea mayor, donde esté ahora contenida en abstracto la conclusión que en concreto se busca certeza, que dicho sea de paso, debe ser siempre y en todo momento el resultado de un examen crítico-lógico de los hechos indiciarios, basado en los principios de causalidad e identidad y en las reglas generales o técnicas de la experiencia.
Son dos huesos, uno a cada lado, situados por dentro del hueso malar, ellos forman la pared interna de la órbita y el techo de la cavidad bucal. Tiene dentro unos agujeros llamados alveolos en donde se introducen los dientes y molares de la arcada dental superior. Son 2, uno a cada lado, este da forma a los pómulos, formando parte importante del piso de las órbitas oculares.
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«6.2.1. Identificar a las o los individuos damnificados por violencia familiar o sexual y apreciar el nivel de riesgo a lo largo del avance de las actividades diarias en la comunidad, en la solicitud de pacientes ambulatorios u hospitalarios y en otros servicios de salud. Decisión jurídicamente adecuada, habida cuenta de que en el artículo 126 del Código Penal del Estado, el legislador establece una penalidad agravada diversa a la del tipo básico contemplado en el producto 125 de ese mismo ordenamiento legal, por lo que si al quejoso se le consideró penalmente responsable por el delito de homicidio sosprechado en este último numeral y se le impuso una pena de diez años de prisión y además de esto se le aplicó la agravante prevista en el artículo 126 por ser la víctima una persona del sexo femenino y individuo que aún no ha alcanzado la edad adulta, sancionándolo con una lástima de prisión de treinta años, resulta evidente que no se le está aplicando una doble pena por exactamente el mismo delito, como lo manifiesta el impetrante del amparo. En otras expresiones, existen hechos que no se pueden demostrar de forma directa mediante los medios de prueba conocidos como la confesión, testimonio o la inspección, sino más bien sólo a través del esfuerzo de la razón que parte de datos apartados, de «cabos sueltos» que une con la cabeza para llegar a una conclusión, por causalidad o por identidad, por prueba indirecta y por razonamiento lógico, principio científico o máxima de la experiencia. Sobre estas últimas no debemos confundirlas con los hechos notorios o las máximas de la experiencia legisladas como las presunciones ni tampoco con las máximas de la experiencia aportadas por las llamadas ciencias naturales, cuyo nivel de fiabilidad tiende a ser más aceptable por el prominente grado de demostración empírica racional.
Cigomática del temporal, esta delante del agujero auditivo de afuera y articula con la ap. La región de la pterigoides, la lámina vertical palatina y eso, forman la fosa pterigomaxicopalatina, que se prosigue hacia afuera llamándose fosa cigomática. Tienen la posibilidad de mostrarse huesos en los sitios donde había fontanelas, son los huesos supernumerarios, suturales o wormianos. Los incas solían tener un hueso sutural en lambda, de ahí que se llame hueso inca. Los modelos anatómicos de esqueletos humana dejan observar directamente la composición y estructura de los huesos humanos en sus diferentes representaciones. El modelo AS 3 AP/NR marcando los músculos y los grupos de músculos a través de determinados colores, sigue en cada caso una obligada sistemática.
La pared interna, está formada por el hueso vomer, que articula con el esfenoides y se desplaza abajo y adelante. La zona anterosuperior al vomer la ocupa la lámina perpendicular del etmoides. La entrada es el orificio piriforme, que esta dividido en 2 por el tabique nasal. Por arriba limita con los huesos nasales que suturan con el frontal, y en la periferia con una porción de los maxilares. Se compone de cuerpo, y rama izquierda y derecha que quedan unidas al cuerpo por los ángulos mandibulares. Las ramas en su porción final se bifurcan, quedando una escotadura sigmoidea y 2 apófisis, la condilar (cóndilo) y la ap.
- Es muy posible que originalmente hubiese dos costillas en todos y cada uno de los casos; la existencia de una sola puede atribuirse a la pérdida de la otra a lo largo del proceso de preparación del esqueleto, puesto que en algunos ejemplares es visible la región de articulación entre la costilla y la vértebra.
- El xifiesternón es de manera trapezoidal, con una cresta ventral mucho más baja que es prolongación de la quilla que recorre el mesoesternón, y que tiende a desaparecer posterad.
- Las falanges 1 de los dedos III, IV y V son de forma similar, si bien de tamaño proporcional al de sus metacarpales.
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Los trocánteres son de tamaño similar, con cabezas redondeadas y divergen uno del otro. El troquiter nace en un punto mucho más proximal que el troquin (Fig. 5, A y B). Los restantes metacarpales son considerablemente más largos, delgados y dispuestos de forma precisamente perpendicular al primero; presentan crestas anterior y posterior en toda su longitud. El II se curva en dirección anteroposterior, su epífisis proximal muestra una cara posterior cóncava que articula con un desarrollo previo del metacarpal III; distal a ésta, se encuentra un tubérculo achicado que se introduce en un hueco ventral en la base de la epífisis proximal del mismo metacarpal. La epífisis distal del metacarpal II es muy angosta y acaba en una faceta donde articula la primera falange.
